
Ha llevado un rato largo, pero al final no sólo parece quedos? En absoluto. ¿Los pilotos podrían ser considerados héroes? Tampoco. ¿La respuesta a todas esas preguntas debería ser un sí rotundo? Por supuesto. O, por lo menos, eso creo yo.
La Fórmula E es un futuro, pero no estoy seguro de que sea el futuro. Funciona bien como una aproximación a lo que sería una Fórmula 1 eléctrica, y actualmente encaja con la agenda de electrificación de todas las grandes marcas, aunque no creo que les resulte interesante a medio plazo debido a las restricciones en el presupuesto y la fuerte estandarización de la que son víctimas los coches.Puede que transitar del motor de combustión interna a la propulsión eléctrica consiga mejorar la imagen del automovilismo de cara a la opinión pública, pero la Fórmula E fracasa a la hora de emocionar a quienes pensamos que una competición de motor debe ser una orgía de velocidad pura y sobrecarga sensorial.Todo esto me lleva a sentirme menos preocupado acerca de evaluar los méritos de la Fórmula E y más inclinado a plantear la pregunta más desagradable de todas: si las competiciones del motor de alto nivel y presupuesto, financiadas por equipos oficiales, siguen siendo viables en el marco de este futuro tan ético y eco-responsable que se avecina.